Obesidad,Diabetes y daños a la piel
- Un estudio muestra una asociación entre la obesidad y enfermedades de la piel
- La resistencia a la insulina también está vinculada con estos problemas
- Los expertos señalan que algunas patologías no se asociaban a la obesidad
- Perder peso, será uno de los consejos que ahora se den en dermatología
Ángeles López | Madrid
Quizás no lo haya relacionado, pero la aparición de esas poco agraciadas verrugas en su cuello o las grietas de sus pies puedan estar originadas por los kilos de más. Un artículo, publicado en la revista ‘Journal of the European Academy of Dermatology and Venerology’, confirma la relación entre obesidad y algunos problemas de la piel.
Desde hace un tiempo, se viene hablando mucho de los riesgos de la obesidad sobre la salud. Mayor tendencia a diabetes, enfermedad cardiovascular, problemas ortopédicos, cáncer… Pero poco se sabe sobre cómo afecta al mayor órgano del cuerpo humano: la piel.
“Nuestro propósito fue evaluar la prevalencia de las manifestaciones dermatológicas en pacientes obesos comparados con un grupo control formado por personas con un peso normal en una población brasileña”, explican en su artículo los investigadores del Departamento de Dermatología de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, en Porto Alegre, Brasil.
De esta manera, analizaron los datos de 76 personas obesas con un índice de masa corporal (relación entre peso y altura) mayor o igual a 30, indicativo de obesidad, y con problemas dermatológicos y los compararon con los de otros 73 pacientes con un peso normal. A todos se les evaluó sus cifras de glucosa, colesterol y triglicéridos.
Según el análisis, las dermatosis mostraron una fuerte relación con la obesidad. Esta asociación se mantuvo incluso teniendo en cuenta variables como diabetes, dislipemias (grasas elevadas en sangre) y síndrome metabólico, lo que confirma que, por sí misma, la obesidad está relacionada con alteraciones de la piel.
Entre los problemas que se relacionaron con un exceso de peso estaban las estrías, la hiperqueratosis plantar (engrosamiento de la piel de los pies con formación de callosidades y grietas), acrocordones (o fibromas blandos, verrugas alargadas), el intertrigo (inflamación o dermatitis de las zonas entre pliegues), la pseudoacantosis nigricans (escurecimiento de la piel), el linfedema (inflamación por una anomalía de la circulación linfática) y las infecciones bacterianas.
Un acrocordón es un pequeño tumor benigno que se forma principalmente en las zonas donde la piel forma pliegues, tales como el cuello, las axilas y la ingle. Pueden ocurrir, asimismo, en la cara, principalmente en los párpados. Los acrocordones son indoloros, típicamente inofensivos y no tienen tendencia a crecer.[1] Normalmente son del tamaño de un grano de arroz, aunque se han encontrado acrocordones de más de un centímetro de longitud.[1] La superficie de un acrocordón puede ser suave o irregular en apariencia y normalmente se levanta de la superficie de la piel en un tallo carnoso llamado pedúnculo.
Más peso, más fricción
Los investigadores señalan que entre las causas de algunos de estos problemas están el mayor peso y fricción o una elevada humedad a la que está sometida la piel, como es el caso de la zona de los talones o de los pliegues del abdomen, que generarían en el primer caso la hiperqueratosis plantar y, en el segundo, el intertrigo.
“Lo más frecuente que vemos en la consulta son los casos de intertrigo. Se dan dermatitis en las zonas de pliegues como las axilas, ingles, etc. que a veces se infectan por hongos, sobre todo en verano”, señala Elena de las Heras, dermatóloga del Hospital Ramón y Cajal.
No obstante, tal y como reconoce Eduardo López-Bran, jefe de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos también en Madrid, “la obesidad es un factor agravante en el que no solemos reparar con frecuencia”.
Resistencia a la insulina
En cuanto a la aparición de acrocordones, el estudio señala que vieron una asociación entre estas verrugas y la resistencia a la insulina y el aumento de triglicéridos en sangre. Para de las Heras, éste es uno de los resultados más llamativos del trabajo. “Es verdad que algún estudio lo había sugerido antes, pero no estaba muy claro si se debía a la edad o al exceso de peso. Aunque la edad por sí sola contribuye a la aparición de estos fibromas, ahora sabemos que la obesidad tiene un papel. Esto nos da la oportunidad para recomendar a nuestros pacientes perder peso para mejorar este problema dermatológico”, señala.
Como apunta, López-Bran, la aparición de esas verrugas alargadas suele achacarse erróneamente al uso de collares o colgantes. “Su aparición es muy frecuente”, explica.
Tanto López-Bran como de las Heras consideran que hay que tener en cuenta este vínculo en la consulta clínica. “A partir de ahora tendremos que fijarnos más y deberíamos recomendar a estos pacientes que intenten perder peso“, asegura el especialista del Hospital Clínico.
Por su parte, los autores del estudio concluyen en que “el cuidado de la piel en las personas obesas merece especial atención, no sólo porque los pacientes tienen enfermedades que son susceptibles al tratamiento, sino también porque sufren un mayor número de problemas. Dermatosis como los acrocordones y la pseudoacantosis nigricans están relacionadas con problemas endocrinos y deberían ser investigados. También merece atención el mayor riesgo de infecciones en la piel y linfedema entre la población obesa.