La esperanza por disponer de una vacuna contra la malaria, la primera en el mundo, podría hacerse
realidad en 2015. La farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK) solicitará el próximo año permiso a la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para comercializar su gran apuesta social: la denominada RTS,S,
La esperanza por disponer de una vacuna contra la malaria, la primera en el mundo, podría hacerse
realidad en 2015. La farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK) solicitará el próximo año permiso a la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para comercializar su gran apuesta social: la denominada RTS,S,
Lo hará en vista de los últimos datos que se desprenden de un ensayo clínico (en fase III) que está desarrollando la propia compañía (junto con la Malaria Vaccine Initiative (MVI) del Programa for Appropiate Technology in Health (PATH) y con fondos de la Fundación Bill & Melinda Gates) y que se acaba de presentar en la VI Conferencia Panafricana de la Iniciativa Multilateral de Malaria que se está celebrando en Durban (Sudáfrica).
Según los científicos de esta investigación, después de un seguimiento de 18 meses a más de 15.000 niños (a través de 11 centros de investigación, localizado en Manhiça, Mozambique- de siete países africanos), esta vía de inmunización ha reducido a casi mitad el número de casos de malaria en los niños entre cinco y 17 meses y en un 25% en los recién nacidos entre seis y 12 semanas de vida (en comparación con los niños inmunizados con una vacuna control).
Concretamente, transcurridos 18 meses de seguimiento (el ensayo continuará 32 meses más, incorporando una cuarta dosis), en el primer grupo de menores y tras la primera dosis de la vacuna, se observó una reducción de casos de malaria clínica de un 46%. Es decir, se consiguió prevenir 941 casos por cada 1.000 niños vacunados (un mismo niño puede tener más de un episodio de malaria). En cuanto a la malaria grave, se redujo un 36%, lo que significa 21 infecciones menos por cada 1.000 pequeños vacunados y un 42% menos de hospitalizaciones.
La malaria es una enfermedad transmitida por mosquitos que “mata a unas 660.000 personas al año, principalmente a los menores de cinco años y especialmente en África subsahariana”, afirma Halidou Tinto, uno de los principales autores del nuevo ensayo clínico. Según los expertos,unos 219 millones de personas sufren esta enfermedad (al año) en el mundo y los niños que sobreviven pueden sufrir serios daños en su salud. Por esta razón, los científicos responsables de la vacuna insisten en el papel clave que tendría esta vacuna para erradicar la enfermedad.
Una gran noticia después de que las esperanzas puestas en RTS,S se fueran empañando con los resultados parciales de varios estudios que, en definitiva, observaban que los porcentajes de protección de esta vacuna iban empeorando a medida que se prolongaba el seguimiento: del 50% que se observó en 2011 al 30% a finales de 2012. El último dato al respecto, publicado en la revista ‘The New England Journal of Medicine’ (NEJM) el pasado mes de agosto, situaba su eficacia en el 16,8% a los cuatro años de seguimiento.
Ahora, dadas las últimas novedades, la farmacéutica se muestra confiada en su apuesta (RTS,S) y espera que la Organización Mundial de la Salud (OMS) pueda recomendar el uso de la vacuna a principios de 2015. Aunque, tal y como asume Andrew Witty, presidente ejecutivo de GSK, “es cierto que existe disminución de la eficacia con el tiempo, esta vía de inmunización podría dar respuesta a millones de casos de malaria que llenan las salas de los hospitales”.
Además, según David C. Kaslow, vicepresidente de desarrollo de productos en PATH, “teniendo en cuenta el impresionante número de casos que la vacuna puede ayudar a prevenir y la enorme carga de esta enfermedad en niños africanos, no podemos ignorar los beneficios de una vacuna como ésta”.
Por esta razón, señala Witty, “estamos muy animados con los resultados, que apoyan nuestra decisión de presentar una solicitud de regulación de la vacuna para tener así una herramienta más para luchar contra esta enfermedad mortal”. En definitiva, se trata de un alternativa muy útil que, sumada a otras medidas de control (mosquiteras, insecticidas y medicamentos contra la enfermedad), podrían cambiar el mapa de la malaria en el mundo.
Fuente: Elmundo.es