Medicos en linea: escuelas modernas

Médicos sin haber abierto un libro

EL MUNDO José Luis de la Serna | Madrid

Los 104 estudiantes que se licenciarán en Medicina en la Universidad de California en Irvine (UCI), en 2014 lo harán sin haber abierto un libro de texto en cuatro años. Literal.

 

Lo que no quiere decir que no hayan tenido que leer y estudiar, y mucho. Lo que a ellos y a otros colegas de carrera en otras universidades en EEUU ahora les ocurre es que están sustituyendo definitivamente los clásicos escritos soportados en negro sobre el blanco en el papel por las nuevas tecnologías de la información táctiles, móviles y ubicuas que forman el universo de las tablets.

Cada alumno del “curso del 14” -como llaman a los estudiantes que entraron los últimos años de su carrera en la Facultad de Medicina de la UCI en 2010- recibió al completar la matrícula un Ipad. Los profesores les aseguraron que ese sería el soporte de toda su formación en el futuro. Que allí estarían digitalizados los textos que fueran a necesitar, los podcasts de las clases -previamente grabados-, los vídeos de las lecciones magistrales que antes necesitaban siempre presencia física, los links a las grandes revistas científicas que tendrían que consultar y hasta los cuestionarios para que se autoevaluasen. Allí estarían prácticamente todos los materiales formativos que durante cientos de años se han usado de una forma analógica.

Les dijeron también que no tuvieran miedo porque los tablets no iban a hacer desaparecer la relación directa entre profesor y alumno, al contrario. Que la tecnología aportaría más tiempo para impartir seminarios presenciales en los que se potenciaran el diálogo abierto entre unos y otros.

Los resultados, dos años después del comienzo de lo que entonces se consideró un experimento con un poco de riesgo, han sido formidables. La nota en los exámenes que está llevando a cabo esta generación de tecnoalumnos es un 23% superior a las que han obtenido promociones de alumnos anteriores. Los expertos opinan que el subidón se debe a las tabletas. Porque, salvo ese elemento, no ha variado ningún otro parámetro. Ni las notas previas al ingreso, ni el examen que tuvieron que hacer los estudiantes, ni el coeficiente intelectual, ni el esfuerzo; nada.

Por otra parte, parece que el Ipad colocado en el bolsillo de una bata blanca provoca a los estudiantes una creatividad inusitada. El campus de la universidad es el mejor lugar para que hablen los aspirantes a médicos y los que estudian ingeniería informática. En el caso de la UCI, entre unos y otros ya han creado 19 aplicaciones de salud y medicina para el Ipad. Además, investigan las posibilidades que tienen las tablets para la ecografía móvil. Aventurar que las pantallas de uno u otro tamaño, táctiles, digitales y móviles conformarán el gran icono de la medicina del siglo XXI es ahora muy fácil. Afinar en el cuándo constituirán una herramienta médica tan corriente como lo son ahora el fonendo, el eco o un TAC, por ejemplo, es algo más difícil. Aunque probablemente será pronto