Premio Fronteras a los padres de la hormona del apetito
Una imagen de ambos premiados.| BBVA Douglas Coleman y Jeffrey Friedman cambiaron el estudio de la obesidad ELMUNDO.es | Madrid
El jurado de estos premios ha valorado la contribución de ambos investigadores en el descubrimiento de la leptina, la hormona producida por la grasa que actúa sobre el hipotálamo, clave en la “regulación de la ingesta de alimentos, el gasto energético y la cantidad de grasa que se acumula en nuestro organismo”, según explica el acta. “La falta de leptina o de su receptor conduce a la obesidad”, un mecanismo identificado inicialmente en ratones pero “también en humanos y por tanto con implicaciones clínicas obvias”.
El jurado de este galardón, que el año pasado se anticipó al Nobel premiando al japonés Shinya Yamanaka, ha valorado que los trabajos de Coleman y Friedman dieron un giro al estudio de la obesidad, que dejó de considerarse un fallo personal, un comportamiento inadecuado para pasar a ser visto como un “desequilibrio en un proceso regulado hormonalmente”.
Douglas Coleman (1931, Ontario, Canadá) tiene la doble nacionalidad canadiense-estadounidense y es profesor emérito del Jackson Laboratory, en Maine (EEUU). Jeffrey Friedman (1954, Orlando, EEUU) es catedrático de la Universidad de Rockefeller de Nueva York.
Aunque no han trabajado juntos, la relación de los galardonados es de las más estrechas que pueden darse en la ciencia: Friedman es quien demostró que las hipótesis científicas de Coleman eran correctas.
Por eso, ambos han mostrado su satisfacción por este premio conjunto. “Somos muy amigos, nos conocemos desde hace ya muchos años. Un día me llamó y me dijo que quería trabajar con los ratones con los que yo trabajaba, y fue él quien encontró, varias décadas después, la hormona cuya existencia yo había predicho”, ha dicho Coleman a través de videoconferencia.
Coleman había demostrado a finales de los años sesenta que debía haber una hormona, por entonces todavía desconocida, que regulara la ingesta y el peso corporal. Lo había hecho trabajando con ratones portadores de una mutación que los convertía en extremadamente obesos. Y los investigadores sabían, por los cruces genéticos, que el defecto estaba en un único gen. Friedman entró en escena a mediados de los años ochenta, cuando decidió buscar ese gen culpable.
“Entonces no existían las tecnologías actualmente disponibles para aislar genes”, ha explicado Friedman por su parte, “así que ya sabía que iba a ser una tarea ardua”. Ocho años después, en 1994, Friedman descubría el gen de la hormona leptina, que funciona como predijo Coleman